CENTRO NUEVA TIERRA

FUERZA PARA SER PUEBLO

Compromiso cristiano y justicia social en los 40 años de la democracia argentina.

“La vida se vive en el pueblo”

Enrique Angelelli

Se cumplen 40 años de democracia en Argentina. El testimonio de los mártires de la Iglesia víctimas del terrorismo de Estado ha sido y sigue siendo una fuente de fuerza y sentido para el compromiso militante de muchos y muchas en nuestro país. Es un tiempo de necesaria recapitulación pero sobre todo de poner en perspectiva de futuro estos testimonios que guardan la mística para construir la fuerza que necesitamos.

Para nosotros en el Centro Nueva Tierra, “Iglesia y democracia” y “opción por los pobres” han sido ejes centrales de nuestra identidad, acción y reflexión.

Hoy queremos retomar ese camino con consciencia de que es tiempo de reinventar fuerza y sueños, organización y acción para el tiempo que viene. Ponemos a disposición esta reflexión y unas líneas de compromiso para renovar nuestra FUERZA PARA SER PUEBLO.

UN CAMINO HISTÓRICO

La recepción del Concilio y sus interpretaciones latinoamericanas de Santo Domingo, Medellín y Puebla abrieron caminos de compromiso cristiano que marcaron los procesos políticos, culturales y sociales de la Patria. Opción por los pobres, teología de la liberación, teología del pueblo, Comunidades Eclesiales de Base, Sacerdotes para el Tercer Mundo, la inserción de las comunidades religiosas en medios populares, la CLAR y CAR, las peregrinaciones juveniles a Luján, mil experiencias de organización social y de renovación pastoral. Todas ellas son parte de esa Iglesia que nutrió los sueños de una Argentina justa, libre y soberana.

La sangre derramada por los mártires es el testimonio de ese movimiento eclesial que forma parte de toda una generación que hizo una apuesta en el tiempo que le tocó vivir y resistió el embate de las fuerzas conservadoras y aun de espacios de la propia Iglesia. El terrorismo de estado se ensañó con los trabajadores y militantes y entre ellos los laicos y laicas agentes de pastoral, religiosas, sacerdotes y obispos: Todos ellos son nuestros hermanos entre tantos compañeros que entregaron su vida por un país diferente.

VOCES POR LA JUSTICIA

La resistencia a la dictadura, la recuperación de la democracia y el juicio a los genocidas tuvo voces firmes y heroicas de defensa de los derechos humanos y la justicia social. Obispos, dirigentes y militantes que fueron referencias fundamentales en la reconstrucción de las organizaciones del pueblo y los espacios de encuentro de las militancias. Jaime de Nevares, Miguel Hesayne, Jorge Novak, Adolfo Pérez Esquivel, madres y abuelas de Plaza de Mayo son ejemplos fundamentales de esta tarea. El movimiento de derechos humanos y las organizaciones de base que resistieron al neoliberalismo tuvieron la mística y las referencias de los mártires de la Iglesia comprometida con la causa nacional. Los seminarios de Formación Teológica, los centros laicos de reflexión y formación, las Comunidades Religiosas Insertas en Medios Populares, los múltiples espacios de educación popular, formación ciudadana y política, la participación en la resistencia a los ajustes y privatizaciones: todo eso es presente y memoria, recuerdo reciente que ha dado frutos y nos traen también hasta acá.  El tejido social en la democracia se reconstruyó con cientos de cristianos y cristianas desde espacios eclesiales y también desde múltiples organizaciones, centrales sindicales, movimientos y redes que alimentaron la línea histórica que nos convoca aún hoy y sentaron las bases de los avances que vendrían después.

CRISIS, VICTORIAS Y RECOMIENZO

La crisis y el estallido del 2001 es un punto de recomienzo de la Argentina y de renovada expresión popular. Luego del estallido que costó muertos en toda la Patria en esos días de diciembre, pudimos avanzar por un camino de regeneración económica, social y política que hizo que los sueños y proyectos que parecían utopías perdidas se volvieran realidades parciales pero efectivas. La recuperación y consolidación de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia continúan siendo un ejemplo a nivel regional y mundial. La derogación de las leyes de impunidad, la reapertura de los juicios por la verdad, la carcel efectiva a los genocidas y la recuperación de nietos y nietas son conquistas de un movimiento de derechos humanos que logró hacerse fuerte y proyectarse en una construcción política amplia y popular. Fue una etapa en la que emergieron nuevas identidades y referencias, se transformaron otras, algunas se sintetizaron de manera diferente y quedaron atrás: pero de un modo u otro todas ellas siguen siendo un activo para encontrarnos como pueblo.

UNA DEMOCRACIA CANSADA

El regreso de las políticas neoliberales y sus heridas, la pandemia del COVID 19 y un mundo en guerra han demostrado que la historia siempre demanda reconectar con la mística y la fuerza que necesitamos para ser pueblo en camino. 

La democracia es sagrada para quienes atravesaron los tiempos oscuros de la dictadura y las luchas para su recuperación. Pero muchos sienten agotamiento y desencanto en estos tiempos difíciles. El núcleo de las incertidumbres, angustias y males que atravesamos en nuestro país es parte del plan de miseria planificada y concentración de la riqueza que nuevamente se impuso en tiempos recientes. Endeudamiento, dependencia, concentración de la riqueza, destrucción del salario real, precarización del trabajo, desempleo juvenil y pobreza infantil son parte de esta Argentina que duele y condiciona las expectativas para imaginar un tiempo mejor. También erosiona y debilita la política que puede revertir este presente, evidenciando un agotamiento y señalando una necesaria reorganización de nuestras fuerzas. Hay desafíos fuertes y también replanteos importantes que debemos hacernos.

COMPROMISO Y MÍSTICA
DE LO COLECTIVO

Son tiempos exigentes para los cuales necesitamos nuevas síntesis entre fe y acción política. Sin linealidades ni literalidades, pero al mismo tiempo con concreciones, siendo abiertos pero posicionados. “Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido”, dice el Papa Francisco en Fratelli Tutti. Levantar al caído como acción nuclear desde donde reconstruir los lazos sociales que nuestra Patria nos demanda. Necesitamos acciones solidarias que contengan la potencia política que nos permita volver a reconocernos como pueblo, y a partir de ellas será posible construir una representación que inspire, revitalice y provea de renovada legitimidad a la democracia. Una democracia basada en los gestos concretos, las decisiones audaces y los compromisos reales más allá de las grandes consignas. La figura y sobre todo el mensaje de Francisco, con toda la carga histórica, con sus controversias pero sobre todo con la potencia que invita a avanzar, nos pone también como cristianas y cristianos de Argentina en un nuevo momento de reflexión, de apertura y de replanteo para seguir adelante.

DISPONIBLES PARA
UN NUEVO TIEMPO DE LA PATRIA

El compromiso cristiano con la fraternidad y la justicia social nos conecta con la fuerza mesiánica de Jesús, la entrega de nuestros mártires y una historia de miles de compañeros y compañeras que han trabajado por una patria justa. Volvemos a esta fuente para conectar con la fuerza que necesitamos para ser pueblo otra vez. Para zambullirnos en las multitudes de argentinos y argentinas que están esperando los gestos que nos ponen de pie y nos devuelven al camino. Tenemos que estar disponibles para este nuevo tiempo de la Patria, respondiendo a la incertidumbre con el compromiso de no ser indiferentes al dolor y angustia que nos rodea.

COMPROMISOS PARA SER PUEBLO

«Vigilantes sobre nosotros mismos para no ser vaticinadores de calamidades sino de esperanza y de vida nueva»

Enrique Angelelli

Cuando hace unos años Francisco beatificó a los mártires riojanos, se abrió para nosotros una nueva etapa que nos invita a centrarnos ya no solo en la reivindicación de la memoria, sino a retomar el aspecto de construcción, de apuesta y de lucha que animó la vida de estos testigos.

A 40 años de la recuperación de la democracia, compartimos en lo que entendemos son los desafíos actuales que se derivan del cuidado y el fruto de esa memoria:

  • Es momento de actualizar la memoria de los mártires centrándonos en su imaginación, su compromiso y sus luchas. En su capacidad de ser contemporáneos de los desafíos y de la historia en todos los ámbitos. La apuesta de estar cerca de los lugares y las personas en los que emergió un nuevo momento de avance popular. Entendemos entonces que necesitamos asumir nuevos compromisos de cara a lo que desde el futuro nos interroga y desafía.

  • Nuevas síntesis entre fe y política, presencia en la construcción del pueblo, la regeneración de la democracia y la distribución de la riqueza: démonos nuevos órganos de participación y reflexión, de voz pública y de escucha, de acción en la sociedad, en el estado, en los partidos, en la cultura y en las ciencias.  

  • Ampliemos la solidaridad y la presencia, sumándonos con identidad propia y con apertura arriesgada a tantos otros que hoy recrean en Argentina y el mundo maneras de construir la casa común, los derechos sociales, económicos y políticos y la convivencia fraterna.

  • Como Iglesia pongámonos en salida, en camino sinodal y en clave “Fratelli Tutti”.  Francisco ha tomado y ampliado nuestras mejores intuiciones, tradiciones y experiencias y deja en todo el mundo el camino abierto para concretar una nueva etapa de los pueblos.

  • Para este tiempo construyamos una espiritualidad actual, profunda, conectada con la belleza, recogiendo nuestra tradición y recreando una mística de trascendencia y entusiasmo.

  • Alimentemos desde la apuesta a recrear nuestras maneras de ser cristianos, las posibilidades de un nuevo pacto para vivir y transformar.   

“Piensen, reflexionen, dialoguen, opinen, participen oigan, aprendan, intervengan, inquieten se, angustien por los demás (…) vayan y produzcan fruto abundante de vida, de testimonio y compromiso.” Con la palabra del “Pelado” Angelelli miramos hacia adelante con esperanza y responsabilidad.

Acá dejamos este texto como una síntesis básica y a la vez inicial, como disparador para que profundicemos y nos sumemos. Para que generemos los encuentros y podamos plantear junto con todos los que se reconocen en el proyecto de Jesús de Nazaret acá en Argentina, un nuevo camino compartido.

Queremos invitar a todos y todas a darle carne y fuerza, contenido y reflexión a este compromiso con nuestra democracia pero sobre todo los sueños de nuestro pueblo que en cada tiempo encuentra los caminos para seguir andando y construyendo su felicidad.

 

Centro Nueva Tierra

Agosto de 2023